Quimiocerebro, el poco comentado efecto secundario de la quimioterapia

Quimiocerebro, el poco comentado efecto secundario de la quimioterapia
La quimioterapia representa hoy en día la herramienta más eficaz que tenemos disponible para combatir el cáncer, pero esto no significa que sea inmune a los efectos secundarios; todavía estamos hablando de una terapia muy pesada, que se inyecta al paciente por vía intravenosa, mediante comprimidos o con una cánula, en la que se utilizan fármacos citotóxicos, es decir, tóxico para las células.
Uno de los efectos más frecuentes que experimentan las personas que se someten a quimioterapia es la pérdida de orientación: se encuentran desorientadas, incapaces de concentrarse. Es un efecto secundario que se llama Quimio cerebro.
¿Qué es Chemo Brain?
El quimiocerebro se manifiesta principalmente en forma de nubosidad de la mente, pérdida de concentración, dificultad para organizarse y falta de atención fácil; el fenómeno, de hecho, se refiere a una alteración de la actividad cerebral, que se manifiesta como niebla mental, y llega tras el tratamiento de quimioterapia con una serie de disfunciones cognitivas.
Los más afectados son las mujeres y los niños que se someten a múltiples ciclos de quimioterapia, y los síntomas pueden ser extremadamente incapacitantes. Las personas que la padecen son incapaces de realizar las tareas más complejas, de organizarse, de aprender cosas nuevas, tienen una importante pérdida de memoria y dificultad para concentrarse.
Sus efectos, según estudios que llevan tiempo abordándolo, pueden durar meses pero, en algunos casos, incluso años.
Los efectos de la quimioterapia en el cerebro.
A pesar de su importante papel en la lucha contra los tumores, la quimioterapia aún tiene efectos negativos, incluido el Chemo Brain, que sin embargo sigue siendo un misterio para muchos científicos, a pesar de varios estudios sobre el tema.
En un estudio de 2016, realizado por el neuropsicólogo clínico Sanne Schagen del Netherlands Cancer Institute di Amsterdam, por ejemplo, se encontró que el fenómeno afecta a la 16% de mujeres con cáncer de mama 6 meses después del tratamiento.
Michelle Monje, neurooncóloga pediátrica de la Universidad de Stanford en Palo Alto en California, por otro lado, ha estado estudiando el Chemo Brain durante más de quince años, y ya en 2003 publicó, junto con sus colegas, una investigación sobre Ciencias, hablando precisamente del efecto nocivo de la radioterapia en detrimento de microglia, células que se ocupan de la defensa inmunológica del sistema nervioso central, y plantean la hipótesis de que la quimioterapia podría hacer lo mismo.
Casi simultáneamente, el biólogo de la Universidad de Rochester, Nueva York, Mark Noble, afirmó que eran los células precursoras de oligodendrocitos (opc) el más sensible a la quimioterapia. Sin embargo, más tarde se descubrió que, en las personas que se someten a quimioterapia, estas células pueden formarse con bastante rapidez, dejando así la cuestión del tipo de células que eran responsables del quimiocerebro.
En un estudio posterior publicado por Celda Monje da la solución definitiva: las células de la microglía forman el Chemo Brain; llegó a esta conclusión después de 7 años en los que, primero, ella y sus colegas se centraron en un fármaco de quimioterapia en particular, el metotrexato, típicamente asociado con problemas cognitivos a largo plazo, destacando que, al comparar los tejidos cerebrales de pacientes que lo habían tomado y pacientes que no lo habían recibido, los primeros mostraban un evidente agotamiento de opc y vainas de mielina más delgadas.
Gracias a más conocimientos, Monje pudo comprender que el metotrexato afecta la microglía y también reduce el funcionamiento de los opcs.
Cómo prevenir y reducir la quimiocerebro
Los investigadores continúan estudiando nuevas combinaciones de medicamentos y nuevos programas de administración para hacer que la quimioterapia sea más efectiva y menos dañina para el resto del cuerpo, pero mientras tanto se han tomado algunas medidas para detener el Chemo Brain.
Por ejemplo, investigadores deEastern Maine Medical Center e del Lafayette Family Cancer Center de Bangor, en los Estados Unidos descubrió que existe una terapia cognitivo-conductual particular, llamada Maat (Entrenamiento de Adaptación de la Memoria y la Atención), diseñado para fomentar la conciencia del paciente sobre sus problemas de memoria, lo que ayudaría a prevenir o reducir el trastorno.
El estudio, realizado el 47 sobrevivientes de cáncer de mama, los sometió, cuatro años después del final de la quimioterapia, a ocho sesiones de terapia cognitivo-conductual de 30/45 minutos, o de apoyo a la psicoterapia. Dos meses después de la psicoterapia, los que se habían beneficiado de Maat mostraron menos ansiedad y menos deterioro de la memoria que otros.
La investigación, sin duda, tiene algunas limitaciones, por ejemplo, el bajo número de sujetos reclutados, pero el profesor Robert Ferguson, un psicólogo clínico responsable, sin embargo, apunta a la terapia cognitivo-conductual como el camino a seguir para mejorar la calidad de vida de los pacientes.
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