¿Darse cuenta de? Es todo menos eso. La famosa zona de confort termina inevitablemente acomodándonos al menos. Lo pospusimos. Contamos historias. Arriesgamos poco, tememos el riesgo de volar sin una red de seguridad. En los últimos 15 años, sin embargo, comencé a querer más de todo. Más de mÃ, más de vida, más de relaciones. ¡Más! Descubrà que la máxima de causa y efecto es una verdad absoluta y que, de una forma u otra, siempre pagaremos un precio. Por las elecciones, por las renuncias.
Hace poco más de 5 años, esta relación con lo nuevo efectivamente se apoderó de mÃ. Abandoné viejas verdades cristalizadas, decidà enfocarme en el crecimiento y renuncié a la supuesta seguridad, asumà la responsabilidad de hacer lo que hay que hacer y, sobre todo, solté todo lo que dejó de tener sentido para vivir lo que merezco, precisamente por las nuevas opciones. Responsabilidad propia.
Se necesitan algunos ingredientes nuevos en esta ecuación que se ha establecido y, para cada uno de nosotros, serán diferentes. En mi caso, quise creer, busqué el coraje necesario, me atrevà más de lo habitual y, principalmente, delineé claramente las acciones que se deben tomar, de manera efectiva y funcional. ¿Me gusta? Mirando adentro. Mirandome. La distancia que me separa del otro es exactamente la distancia que me separa de mà mismo.
Todas estas percepciones, cuando entran en contacto con mi ser interior, me aportan un nuevo significado. ¡Un nuevo sentido para mi vida! El entorno externo termina revelando exactamente cómo nos relacionamos. Y como el tema está por comenzar, fue solo cuando accedà a la fuerza de mi niño interior y lo curé dentro de mÃ, que pude manifestar verdaderamente en el mundo, todas las posibilidades que existen en mi esencia.
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Al bucear hacia adentro, encontré mis habilidades dormidas por hábitos, costumbres, olvidos, fuerzas externas y, sin lugar a dudas, por mi propia elección consciente e inconsciente. En el momento en que me permità sacar esto a colación, el mundo me respondió casi instantáneamente. Fue mi actitud. Fue mi vibración. Para alguien que estaba asustado por los comienzos, encuentro allÃ, en esencia, el poder necesario para iniciar, cada dÃa, nuevos viajes hacia un nuevo yo. Vale la pena permitirnos querer más de la vida. La vida también quiere más de nosotros. ¡Empoderate!