En la fase de transición cíclica que estamos viviendo, la presencia de Cristo amplifica el poder vibratorio del alma, que comienza a introyectar la conciencia del espíritu ("... tu reino venga a nosotros ..."). Es el proceso de evolución del ser, que al incorporar el espíritu en su conciencia se vuelve integral.
Atraído por la conspiración cósmica para rescatar seres de su "Egocity", llevándolos, a través de la evolución, a su naturaleza original de Ser Único y, dada su limitación de conciencia, el hombre quiere entender el espíritu desde la lógica del alma: conceptos (pensamientos), devoción (emociones) e incursiones astrales ( paranormal); pero ella, el alma, sin el foco del espíritu, no puede comprenderla, porque su percepción emana de sí misma y, en esencia, el alma es sólo razón, sentidos y sentimientos.
Lo que puede conectar el alma con el espíritu es el desplazamiento de la conciencia a través de la transmutación cuántica. Comprenderemos el espíritu sólo cuando seamos el espíritu mismo; cuando nuestra conciencia está anclada en él. Allí, el espíritu estará consciente del alma, así como el alma está consciente del cuerpo. Solo podremos ver toda la ciudad cuando estemos en lo alto de su edificio más alto. Con solo mirar desde el suelo, como predica la cultura socio-religiosa, la parte superior del edificio no nos conduce a ella.
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Cuando la razón y la emoción (atributos del alma) estén completamente impregnadas de Amor, Sabiduría y Voluntad (atributos del espíritu), la conciencia humana fluirá entre la materia y el espíritu con la ligereza con la que los pájaros se mueven entre la tierra y las alturas. ¡El Ser Humano estará listo!
¿Qué mayor significado puede tener la vida?