Chavela Vargas, el encanto de una musa que amaba y también amaba Frida Kahlo
Chavela Vargas, el encanto de una musa que amaba y también amaba Frida Kahlo
En un perÃodo histórico en el que la imagen femenina aún era la del ángel del hogar, especialmente en América Latina, Chavela Vargas eligió ir contra la corriente. Conocida como la mexicana Edith Piaf, vestÃa ropa de hombre, fumaba un puro, caminaba con una pistola en el bolsillo y no ocultaba su amor por las mujeres.
La vida de Chavela Vargas también fue contada recientemente en una novela Un mundo raro, escrito por Antonio Di Martino mi Vincenzo Cammarata, dos compositores que han decidido volver sobre los dÃas de una de las voces más bellas de la música latinoamericana.
En el prefacio del libro, Pino Cacucci nos toma de la mano y comienza a presentarnos a esta increÃble mujer, contándonos el momento del encuentro con la mujer que cambió su vida para siempre.
En 1939 Chavela acabó en una fiesta a la que nadie la habÃa invitado, traÃda por un amigo: andar a gritos para beber y divertirse era el único propósito de cada noche. Una villa con jardÃn interno en el suburbio de Coyoacán, totalmente pintada de azul: la Casa Azul de Frida Kahlo y su esposo Diego Rivera.
Asà conoció a Frida, todavÃa en el apogeo de los años rugientes, aunque desgarrada por el sufrimiento del cuerpo y del corazón: el daño en la columna por un accidente y las traiciones de Diego, a quien devolver los insultos amando a los demás y a los demás. Se disparó una chispa que hizo estallar una pasión; Frida, al dÃa siguiente, le escribió a su amigo poeta Carlos Pellicer una carta concisa y demasiado explÃcita: "Conocà a Chavela Vargas, extraordinaria, lesbiana, realmente me atrajo eróticamente ..."
De su amor queda una única y hermosa foto, de la que ignoramos al autor, que los retrata sonrientes y despreocupados, tumbados en un césped. Dos mujeres únicas, unidas por una gran pasión, la una por la otra y por la vida misma. Dos mujeres maravillosas a las que nos despedimos desde hace tiempo, pero que han dejado un lugar insustituible en el corazón de los mexicanos y más allá.
Antes de morir en 2012, Chavela Vargas habló de ese puro sentimiento que los habÃa unido.
Amaba a Frida Kahlo y ella me amaba a mÃ. Fue un amor que solo los artistas pueden amar. Me enseñó mucho y aprendà mucho y, sin ninguna pretensión, agarré el cielo con las manos, con cada palabra, cada mañana.
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Fuente: Pinterest
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