Anita Hill y ese instinto gregario de humillar a las mujeres

Anita Hill y ese instinto gregario de humillar a las mujeres
Denunciar acoso y violencia sexual No es fácil para ninguna mujer, no solo por la dificultad objetiva de tener que reconstruir un hecho tan traumático en su vida, sino por estigma social que paradójicamente acompaña a los supervivientes de la violencia. Es hoy, pero imaginemos lo que pudo haber sucedido en 1991, cuando Anita Hill, profesora universitaria, se encontró contando el acoso que sufrió en el FBI como premisa de un complejo asunto legal. Esa historia cambió algo - a pesar del epÃlogo - y las cosas empezaron a ir mejor para nosotras las mujeres como nos cuenta Il Post.
El testimonio de Anita Hill preocupó al juez Clarence Thomas, con quien habÃa trabajado durante dos años, de 1981 a 1983, primero como asesor legal en la Oficina de Derechos Civiles del Departamento de Educación de los Estados Unidos y luego en la Comisión de Igualdad de Oportunidades. En 1991, mientras Thomas competÃa por convertirse en Corte Suprema de Justicia, luego vino hacia él el acusaciones de acoso sexual. De hecho, Hill contó cómo en varias ocasiones el juez la habÃa invitado a salir y, ante sus negativas, habÃa comenzado a hablar de fantasÃas sexuales y escenas pornográficas sobre zoofilia, violación y orgÃas.
AsÃ, Anita Hill accedió a testificar contra Thomas durante unaaudiencia de la Comisión de Justicia del Senado - compuesta enteramente por hombres caucásicos que se cuadraron entre sÃ, y los republicanos en particular se opusieron a ella con cÃnico sarcasmo. L 'opinión pública de derecha no fue misericordioso con Hill, quien en consecuencia fue señalado como un loco, un escalador social o simplemente, como mujer y afroamericana, como alguien que estaba tratando de desestabilizar el status quo.
En particular, se le preguntó por qué habÃa seguido trabajando con Thomas a pesar del acoso sufrido: en ese momento Hill explicó que el nuevo puesto en la Comisión de Igualdad de Oportunidades era una gran ambición y que al mismo tiempo creÃa que el acoso en su las comparaciones habÃan terminado.
Anita Hill incluso se sometió a máquina de la verdad - que, sin embargo, no se consideró prueba fehaciente al igual que los tres testimonios de tres mujeres que trabajaron con las partes involucradas. Entre otras cosas, no se solicitó la prueba poligráfica al acusado Clarence Thomas. Quien finalmente logró convertirse en juez de la Corte Suprema, aunque con una diferencia ridÃcula -la más baja desde el siglo XIX- entre votos a favor (52) y votos en contra (48).
La maestra contaba con el apoyo de feministas, especialmente afroamericanas, pero esto no fue suficiente. Y de hecho, incluso más tarde, la mujer estaba en el centro de un volumen despectivo, La verdadera colina de Anita, luego desautorizado por su autor, el periodista conservador David Brock. Que finalmente en 2002 todo quedó en el libro Cegado por la derecha - La conciencia de un exconservador, en el que explicó cómo las cosas escritas en el volumen anterior eran falsas y movidas por la ciega necesidad personal de endoso a la derecha.
Sin embargo, lo que le sucedió a Anita Hill no quedó en letra muerta. Poco después de su testimonio, cambió la ley sobre acoso sexual y subieron quejas. Luego, en 1992, hasta 28 mujeres fueron elegidas senadoras, incluida la afroamericana Carol Moseley-Braun. Si hoy tenemos movimientos como Time's Up y #Yo también, también se lo debemos a Hill, a su valentÃa y a la verdad que le hizo la vida más difÃcil, pero fue un primer paso hacia un gran cambio.
Naveguemos juntos por la galerÃa para descubrir quién es Anita Hill, su carrera y sus luchas hasta la actualidad.
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